El sonajero
Y entonces
la nada emergió…
Y de la
nada salió...
Aun era un
infante, impúber, traumado
Tanto pues
como el pasado....
Mecido
desde el nido, hasta el día en que despego...
Desde que
sus alas extravió, hasta que una jaula lo capturo...
Lerdos pasos
de bastoneos. Como recuerdo sus persianas azuladas, oscuras y deshollinadas
Carentes de
luces, tersadas sus manos y vertidas en recuerdos
Aun
silencioso.... nada lo muta, habido, penuruso y con el pasado de Rocinante
Impreso en
la Danza de la Tierra su perdurable melodía... hasta que de la nada, de donde emergió,
descanse placido y duerma no mas para todo un día.
Pero las
hojas húmedas caen petrificas y algunas sin vida, tan ocres, otoñales sin
halito, sin humus, sin nada... si he de emerger de ella, a ella he de volver...
Manuel De la Rosa...
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