martes, 17 de junio de 2014

La Pausa

 Hoy vuelvo a esperar...
Y en las luces que parpadean desde la costa veo de nuevo mi destino.
El agua salada me guía como arriero al ganado, solo un punto fijo entre las luciérnagas de los manglares y la garza despega, emigra hasta el ocaso, se pierde en la línea infinita del mar.
 Mi canoa está empatada con retazos, mis remos rotos y mi voluntad apenas despierta, no puedo ir tan a prisa, debo pausar y esperar que el impulso del mar me ayude a arribar. Hoy no volveré a lanzar mi atarraya, hoy no tendré pretensiones, ayunarè por un rato.
Los brazos pescadores de este  lobo del mar se entumecieron, ahora después de un rato se desprenden del acido láctico y articulan, antes despertaba desesperado por cazar, ahora me encierro en mis ojos y guardo silencio, repaso mis cartas, ubico el norte y  el camino se hace pacifico.
Tanto dolor que me acribilló  ahora se hace volátil y muta, agranda mi espíritu, llegaré de nuevo a la costa y reposaré. Hoy comeré pollo.

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