Y es que temerario
soy.
Y es que temerario soy, como lo es el viento que golpea las
murallas, no importa si hay solo un hilo de vida, de eso me aferro y crezco. Mi
voz hace eco en los acantilados, desnudo la luna en mis mareas y sonrío cerca a
los novios que me saludan al pasar en mi distante soledad inducida.
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Pero que feliz es eso de lo que te hablo, porque
nadie vio en mi una vez la tristeza que dejaron los dolores agónicos de los traumas,
el olvido ni los rencores.
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