martes, 17 de junio de 2014

Tuve en mis manos la tinta de tus labios blandos.

Tuve en mis manos la tinta de tus labios blandos.
Me fermenté en el calor de nuestros lazos, una noche fueron tantas veces, -  ¿dolía? –Claro que dolía.  Es parir, es derramar en ti la vida.
Después de las horas llenas de todo, aquel suspiro disipado entre los ambientes, las imágenes térmicas, tu grito, tus manos, esa tinta que embadurna  mi pluma, caí.
Eres el punzón de mi  venganza, el cimiento de mis cúpulas, el caos de las noches y el beso de mis llegadas.
Teme como me temes. Teme, que en el límite de nuestras muertes veamos por última vez el cielo, despójame de mis lágrimas blancas, esas viven en la muerte y hacen vida.
Hoy no será en tus labios blandos, sino en tus labios cuarteados. Hoy no temas, que no habrá peligro, hoy no temas.
Besaría tu cuerpo lleno de mareas y espumas con mi capullo de fibras, solo en el instante senil y despiadado en que nuestras piernas golpeen y que salten de mí las llamaradas liquidas, vería tus ojos blanquecer y no me detendría.

Hoy tengo en mis labios la tinta de tus labios blandos, ayer eran mis dedos, hoy, el marco de tus geografías se baña en mis diluvios, porque no quiero dar vida, solo desaparecer cuando en nuestros silencios nos vayamos.

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